Acababa de nacer y ya estaba flotando en aquel tanque lleno de gelatina verde, 80Kg exactamente eran los que les separaba de su madre aún exhausta. Ya no sorprendía el hecho que si un neonato tenia a su alcance toda la materia y energía posibles para madurar su cuerpo a nivel de un adulto, no dejaría de hacerlo. Y así fue, la evolución hizo el resto, y en pocas horas podría disfrutar de la estructura genética que antes hacía falta más de 20 años para conseguir.
Una lámina semirígida y transparente apareció en uno de los cristales del tanque y empezó a proyectar luz cargada de información hasta los topes... en otro tiempo hubiera sido desquiciante, pero en el ahora ya no se planteaban que las mentes inferiores necesitaran años para aprender. La evolución volvió a hacer el resto... siglos de información proyectadas al cerebro en horas.
Crear humanos perfectos y totalmente adaptados al medio en intervalos de tiempo muy cortos, el distintivo "homo" para su especie ya solo era un insulto inocente, un escalón de lo que un día fueron, un paso más evolutivo hacia a la perfección que jamás existiría.
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