Hoy despertamos con una niebla ligera en Lleida pero suficiente para no dejar ver nada a 30 metros, me encanta... y me pregunto el porque de ese encanto...
Quizá sea costumbre, una costumbre de carácter tímica, donde la niebla actúa como la noche, donde todos los gatos son pardos y donde nos sentimos más protegidos y con todo bajo control, o por otro lado una costumbre de carácter conformista hacia la zona donde nacemos y nos adaptamos...
No lo sé... solo sé, que las castañas calientes en las manos durante el mes de noviembre son un placer poco común, o la sopa de la abuela en pleno invierno, donde miras por la ventana y solo hay niebla y frio... un ambiente tétrico y encantador al mismo tiempo mientras se esta en casa protegido.
Quizá sea luchar contra ese tiempo lo que nos proporcione placer y a su vez determine su encanto...
Pronto llega octubre y yo me levanto cada día de mi cama poniendo los pies sobre mi alfombra negra y pienso: gracias... por cada decisión tomada que me ha traído hasta este momento tan perfecto.
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