Lo unico que construyo ese vinculo era la dependencia a los instrumentos, al miedo a la soledad, a la inestabilidad, a no encontrar lo homónimo. De haber visto el mundo con ojos conscientes, realistas y no alienados por las normas equivocas de la suma de tantas generaciones, jamás hubieran existido como binomio certero.
No hay perdón sin redención, no hay paz sin reconocimiento de la verdad sin resistencia, sin anestesia.
No fuimos frutas maduras, nos faltaba tiempo de árbol, debimos ser hojas y no fruto, flores en invierno, petalos negros cayendo a destiempo con la vida.
Es el final de la inquina.
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