"No puedo siquiera decir aproximadamente a qué se parecía, pues era un
compuesto de todo lo que es impuro, pavoroso, indeseado, anormal y
detestable. Era una fantasmagórica sombra de podredumbre, decrepitud y
desolación; la pútrida y viscosa imagen de lo dañino; la atroz desnudez
de algo que la tierra misericordiosa debería ocultar por siempre jamás.
Dios sabe que no era de este mundo -o al menos había dejado de serlo-,
y, sin embargo, co
n enorme horror de mi
parte, pude ver en sus rasgos carcomidos, con huesos que se entreveían,
una repulsiva y lejana reminiscencia de formas humanas; y en sus
enmohecidas y destrozadas ropas, una indecible cualidad que me
estremecía más aún. […]”
EL EXTRAÑO
H.P. Lovecraft