Según este estudio británico, el 40% de la violencia doméstica en Gran Bretaña, la sufren los hombres. Ahí queda "el dato".
Iba a escribir una reflexión sobre el maltrato. Concretamente, sobre el
maltrato de una mujer a un hombre. También existe. Pero se habla menos.
Esa invisibilización, bajo mi punto de vista, se debe al propio
patriarcado. Incluso al feminismo patriarcal (sí, ese que busca
equiparar a la mujer al hombre, cosificado cómo entre productivo, cómo
una pieza más en el engranaje del capitalismo) Porqué, el patriarcado no
es exactamente (o únicamente) el dominio del género masculino sobre el
femenino. El patriarcado consiste en la hegemonía de las características
asociadas a un género (el masculino, claro. Si fuera del femenino,
sería un matriarcado) sobre las personas. No únicamente las mujeres.
También los hombres que no se ajustan a los patrones heteronormativos
(esto es lo que yo critico tanto del heteropatriarcado. Esa usurpación
que nos hacen desde que somos pequeñas "imponiéndonos" una condición
sexual. Las niñas de rosa. Los niños de azul. Y demás cositas
"inofensivas") y androcéntricos (esto es que todo gira y se define desde
el enfoque del hombre cómo pieza clave de la que todo parte. ¿Un
ejemplo? La Declaración de los derechos del Hombre que se firmó tras la
Revolución Francesa.
¿Por qué no me convence el feminismo de la
igualdad? Porqué nuestra sociedad está organizada alrededor del poder
económico y del patriarcado. Y los discursos que derivan desde el
paradigma socioeconómico capitalista, son los que explican el
menosprecio del trabajo de la mujer.
"La idea patriarcal de
empoderamiento de la mujer es competir con el hombre desde parámetros
netamente masculinos, pues en esta organización social, el principio
femenino ha sido totalmente relegado. Las mujeres se ven obligadas a
cambiar un estereotipo por otro, en aras de un trato equitativo. Esta
sociedad parece ignorar que toda mujer es capaz de empoderarse a partir
de sus propias experiencias y contextos.
Hace cuatro o cinco mil
años, en la cultura de la Europa neolítica, la naturaleza era reconocida
como una Madre generadora de vida. Según estudios antropológicos, la
base de esta primera sociedad no era la pareja heterosexual, sino la
relación madre-hijo, que con la ayuda de las abuelas y demás parientes
femeninos colaboraban en las tareas de la crianza. El dar y conservar
la vida era una actividad recurrente, recursiva y fundamental. La
fraternidad, la paz, la armonía y el bienestar provenían de la madre.
Las relaciones humanas estaban organizadas en función del bienestar. Era
una sociedad matrifocal.
En todas las culturas conocidas existe
una división de trabajo por sexos. Esta separación no implica que las
tareas de un grupo sean más o menos importantes que las del otro, es
sólo una estrategia para obtener más provecho en la explotación de los
recursos. Mientras el hombre dedicaba más tiempo a la caza mayor, la
mujer recolectaba frutos, vegetales y tubérculos, cazaba animales
menores y cuidaba a los niños. La fuente más segura y estable de
alimentación era la recolección. La carne proveniente de la caza era un
complemento ocasional. El trabajo de la mujer como recolectora y
cuidadora de los hijos era tan importante y reconocido como el del
hombre cazador.
Según algunas teorías, la domesticación de
animales y la ganadería rompió el vínculo de respeto mantenido hasta
entonces entre humanos y animales; apareció la propiedad privada, se
comenzó a distinguir entre lo salvaje y lo doméstico, lo libre y lo que
tiene dueño. Este arte de dominar y explotar animales se aplicó a los
humanos para formar ejércitos con fines de conquista, y esclavos para
trabajos forzados. Las sociedades igualitarias se jerarquizaron. Los
hombres descubrieron que también podían poseer los cuerpos de las
mujeres, dominarlos y explotarlos, sobre todo cuando eran más
vulnerables: durante el embarazo y la crianza.
Así empezó a
nacer la sociedad patriarcal y la primacía de las ideas de progreso,
competencia, productividad sobre las de convivencia, tiempo libre, amor y
gozo." G. Sant Ibáñez.
Prefiero un feminismo cultural (o de la
diferencia), el que respeta las múltiples formas de ser mujer, así como
sus decisiones y elecciones respecto a pensamiento, estilo de vida...sin
violar las múltiples identidades y respetando que dichas identidades
son cambiantes en una misma mujer a lo largo del tiempo.
Jonatan Kovak es el autor del siguiente analisis del vídeo.
"No nos engañemos: esto no deja de ser una consecuencia del
patriarcado. El patriarcado no es solamente el dominio de un género
sobre otro, sino el dominio de las características asociadas a un género
(el masculino) sobre todas las personas. Esta estructura simbólica
androcéntrica es conformada por todos, especialmente por las personas
que no se oponen a las normas que dicha estructura genera, sean o no
empoderados por estas. Los hombres que no se ajustan al paradigma
androcéntrico y heteronormativo, o los que se ajustan a la fuerza,
también lo sufren. Solución? Pues para empezar reducir el esencialismo
de género y difuminar la distinción entre géneros, limitar el
determinismo biológico a su esfera real de acción para que penetre lo
menos posible en el terreno político-simbólico (en la medida de lo
posible), aceptar que existe una multiplicidad de formas de ser hombre y
de ser mujer, de sujetos que no se ajustan a la heteronormatividad (en
el fondo no se ajusta nadie al 100%, porque es una abstracción) y que no
por ello dejan de ser personas susceptibles de ser deseadas y de ser
seres bonitos más allá del peso de las estructuras culturales que nos
exigen y nos aplastan."