Hay cierto encanto en la tristeza,
melancolía difusa,
esencia perdida de horas consentidas
y de emociones malcriadas.
Ojos que hablan de notas muertas,
de sostenidos sonidos que no se interpretan,
de cuerdas tensas sin movimiento,
silenciosas, resentidas...abnegadas.
De manos sin ganas de pensar,
rindiéndose a un mundo de presión,
sin talento, sin inspiración, sin alma.
Historias de siempre repetir
y de nunca terminar.
(D.)
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