Jamás empieces una guerra con alguien que no tiene nada que perder, o que le importa una mierda perder lo poco que tiene porque no se identifica con sus posesiones sino con su identidad.
Y la identidad, no puede ser robada...
Pero, ¿cuanto tienes tú que perder? Ahí esta la cuestión...
Ese día lo mirarás pensando: no puede ser tan hijo de puta, pero lo será.
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