miércoles, 21 de enero de 2015

Empatía/Indiferencia


No ayudes a quien no te pida ayuda, más que tengas suficientes motivos y razones para saber que la necesita, la empatía excesiva puede ser tan perjudicial como la más completa indiferencia.

(D.)


domingo, 18 de enero de 2015

Desaparecer.


Que piensen lo que quieran, pero no pretendía ahogarme. 
Tenía intención de nadar hasta hundirme 
– pero no es lo mismo.
(Joseph Conrad)


Así lo describía el novelista polaco, darse muerte a unx mismx, libertad para hacerlo, decidirlo y aceptarlo, esa es la cuestión. Se dicen muchas cosas que aquellxs que por un motivo u otro deciden acabar con su vida... suicidas los llaman, débiles de mente, asesinos del yo, porque matan a alguien que esta dentro de ellxs, pero que no son ellxs. Ya decia Camus que el único problema filosófico verdaderamente serio es quitarse la vida. Juzgar si la vida es o no digna de vivir es la respuesta fundamental a la suma de todas las preguntas filosóficas.

Es un tema muy complejo, porque realmente los motivos para llegar a tal extremo deben ser motivos de peso desde luego. Yo siempre he creído que hay una salida para todo, y realmente la hay, pero quizá tal como para algunxs es difícil cruzar ciertas puertas, para otrxs debe ser aún más complicado atravesar las puertas que llevan a una vida feliz, una vida de paz y calma. 

Vivir siempre en el sufrimiento, no debe ser tarea fácil.

Casi todxs conocemos el concepto de sufrimiento, e imaginar ese sufrimiento sostenido es insoportable, hay que ser muy valiente para día a día soportar esa carga tan enorme. Des de la psicología he estudiado a fondo el tema, he podido ver varios casos y por desgracia, vivirlo en personas muy cercanas, quizá pocas situaciones son tan duras y tan difíciles como esas, ver a alguien vivir un destino que no merece de una forma tan atroz, pagando el precio más alto, el de desaparecer, y cabrea... cabrea mucho no poder verlo venir, no haberlo intuido, y es entonces cuando te preguntas: ¿Por qué?



En una conversación con N., pude comprender la perspectiva más emocional del asunto, olvidar por un momento los estudios ex-post-facto o las estadísticas que indican que es la primera causa de muerte no natural en el mundo, para de otro modo, entender que sentimientos llevan a alguien a dar el salto.

Una cosa estaba clara, quien quiera terminar con su sufrimiento lo va a hacer, tardara menos o más pero lo hará y si es acabando con su vida no habrá discusión. La cuestión es como entra en juego nuestra aceptación hacia un hecho que parece connatural a la esencia de la existencia humana. A todxs nos cuesta lo nuestro aceptar algunas situaciones, y aunque pueden doler, no hay otra opción.

En esencia, aquella persona que quiere quitarse la vida esta bajo presión, una enorme presión, mientras me lo explicaba no podía estar más de acuerdo, porque la sociedad en muchos casos oprime de tal modo a las personas que muchas no ven la salida, aunque la hay, no es tampoco agradable. Como es normal, el estado anímico de la persona es inestable, depresivo el desgaste del sufrimiento no puede ofrecer otro resultado... quizá una enfermedad psicológica un abuso en la infancia, algo no aceptado socialmente, una necesidad abrupta de encajar sí o sí en la sociedad, porque si algo tiene la sociedad, es intolerancia hacia lo diferente, estigmatizando al enfermo, una persona que no ha elegido ser como es o sufrir la enfermedades que le haya tocado vivir...
Esas personas, con su carga, intentan enfrentarse a su desdicha y esforzarse para estar bien con ellos mismos. Se acercan a sus seres más queridos, buscan ayuda profesional, pero a veces ni todo eso es suficiente para un mundo tan duro y complejo. Pasan los días, los meses, los años y sus límites auto-impuestos siguen ahí, es su imposible personal, es su cárcel psicológica... cuanta valentía hay que tener para vivir una situación así durante tantos años, esa fuerza, ese deseo de sobrevivir que se consume es una guerra incesante entre eros y tanatos.

Pero la balanza se inclina, desfallecen... y como no desfallecer desde ese esfuerzo sobrehumano. Familia y amigos sienten la injusticia en sus carnes, sienten la empatía al sufrimiento de las personas que aman, casi es una condena tener que ver como una vida se consume y no gana la batalla. Pero es difícil poder entender como es el dolor de aquellos y aquellas que se plantean quitarse la vida, cuando han perdido toda esperanza y se les han acabado todas las ganas de luchar, es cuando al final, en la propia muerte donde encuentran la verdadera paz interior, ese es su fin.

Yo creo que no son humanos, son algo más y mejor... no son cobardes, porque para soportar algo así se requiere de mucha valentía, no son almas sin ganas de vivir, todo lo contrario, solo hacen que luchar por su supervivencia que consumen, por desgracia, antes que cualquier otra persona... el deseo de morir está en todxs nosotrxs, todxs intuimos que hay un orden lógico en nuestras vidas y llegado el momento queremos descansar en paz, nuestra energía es desde luego limitada.

"La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de 
tiempo. Y tú has brillado con mucha intensidad." 
(Ridley Scott)


Olvidando lo cognitivo por un momento, 
aprendiendo de lo humano.




Mis agradecimientos a N. por permitirme hacer de sus ideas, mis letras.

viernes, 16 de enero de 2015

Musas.


Los dones no se pierden, pero se olvidan en las camas de las musas. Son las emociones más violentas, las que con sus garras tejen la trayectorias de las letras en las manos de los hombres.

Sin amor no hay versos, sin dolor, no hay arte...

(D.)


martes, 6 de enero de 2015

sábado, 3 de enero de 2015

La Justicia... ciega.


El hombre justo no es aquel que no comete ninguna injusticia,
 si no el que pudiendo ser injusto no quiere serlo. 
(Menandro de Atenas)


Así lo expresaba el famoso comediógrafo griego hace ya más de 2.250 años. Pero la questión es: ¿Qué es justo y qué no lo es? Intentaremos darle un poco de luz al asunto...
 Si lo pensamos bien, la justicia satisface un deseo primario, el deseo que aquel o aquella que me han ofendido sea igualmente ofendido/a en proporción, rango y causa. Pero todo es más sencillo, si ahondamos en la naturaleza del sapiens, la justicia es una cuestión biológica, queremos hacer sentir dolor a aquellos que nos dañaron para que se cuiden de hacernos daño de nuevo, no es más que mera supervivencia, aprendizaje social...

Podemos aplicar la misma definición a venganza, aunque en esta, el castigo ya no sería propiciado por un tercero sino por el sujeto paciente de la ofensa, y claro, es difícil ser "justo" cuando sientes el dolor, por ello entra en juego la justicia, que impartida por un "sujeto imparcial" parece ser más "cívica", "social" y "equitativa", pero nada más lejos de la verdad...

La justicia solo es la venganza disfrazada
y ejecutada por la mano de un tercero. 

Lo mismo pasa con el Karma, o la justicia divina, no es más que la creencia de que una fuerza universal y superior, aplicará el deseo de venganza. Pero como vemos, si creemos en el Karma el castigo quedará al azar... y esto puede ser un verdadero problema, dado que ni la venganza ni la justicia purgarán el dolor, ¿y por qué digo que es un problema? bien, lo digo porque el dolor debe ser purgado y expresado de una forma u otra. El enfado y el dolor por la ofensa tienen su función biológica, la de hacer saber al agresor que no tendrá una nueva oportunidad... si es el karma el que castiga, quizá al agresor no le quede suficientemente claro.

Para la justicia moderna, a grosso modo, existen unas normas explícitas que defienden los derechos y especifican las obligaciones de los ciudadanos, donde existe un castigo al violar "esas leyes normativas". Por ende, no es lo justo o lo injusto del comportamiento aquello que motiva al ciudadano a cumplir la ley, sino el miedo al castigo. Nunca habéis escuchado a nadie decir aquello de: "si no fuera porque me meterían en la cárcel ya habría agredido/matado/manipulado a... y un largo etcétera". Podemos ver que la justicia moderna trata a los hombres y mujeres como niños o animales que funcionan instintivamente y modifican su comportamiento para evitar el castigo... y lo peor de todo es que lo aceptan, está condicionados... pero nadie merece ese trato.

Yo creo que la madurez psicológica no ofrece una visión más elevada de la venganza y de la naturaleza humana. Cuando alguien comete una ofensa a otra persona no podemos catalogar ese hecho unicamente en las miras "estrechas" del derecho de la justicia moderna, las ofensas pueden ser de muchos tipos y el dolor ejercido puede tener muchos nombres y puede estar o no tipificado en derechos u obligaciones dentro de la ley. La cuestión es, que dolor queda sin castigo y cual si...

No podemos sentarnos y decir: "mientras no viole ninguna ley o mientras no degrade el derecho de ningún ciudadano seré justo", porque no es así, ese es un pensamiento que evoca una actitud infantil, cobarde y egoísta, es dar la espalda a nuestra responsabilidad. La verdadera justicia tiene que ver con no desearle a nadie el dolor que uno ya ha sentido y que sería injusto que sintiera por no merecerlo, seria no desear a los demás lo que no quisieras para ti mismo. Muchas doctrinas predican con esta idea, más elevada que la propia justicia y que implicaría un convivencia equilibrada y justa dentro de una responsabilidad adulta y madura, pero el sapiens parece ser que no esta listo para ciertas ideas aún.


Cuando la justicia es ciega,
hay cosas que no ve y debería ver.




P.D.- Por contra, si aceptamos la imperfección del ser humano, debemos aceptar que la venganza sea lícita e aplicable, es entonces cuando la memoria de los ofendidos manda y se justifican sus actos.