viernes, 27 de marzo de 2015

Las ventajas de la soledad.


“Nunca sentía soledad;
 cuanto más separado de la especie humana se encontraba,
 mejor se sentía.”
(Charles Bukowski) 

La soledad, una situación que produce mucho miedo pero no porque sea peligrosa, sino porque nos deja a solas con nosotros mismos. 
Uno de los grandes problemas de la sociedad actual es que sus miembros no han aprendido a gestionar la soledad de forma optima y por consiguiente a disfrutar de sus ventajas.

Vamos a empezar por el principio, la soledad vista desde la perspectiva genética y evolutiva. Claramente, la soledad difiere con una parte de la naturaleza humana y no es otra que la protección que proporciona el grupo. Si nos alejamos del grupo, por instinto sabemos que no sobreviviremos, hasta el punto que se genera una necesidad genética hacia la socialización, por ello el ser humano es gregario. Solo hay un problema con este tema... que aunque es cierto, ya no vivimos en el paleolítico y por consiguiente, debemos adaptarnos a un mundo en el que la soledad no significa "muerte" de una forma tan definitoria ni contundente, así que debemos intentar trascenderla en la medida de lo posible, porque jamás podremos huir de la necesidad de ser gregarios ni de tratar con otros seres humanos.

Visto este punto debemos decir que existen dos tipos de soledades, la elegida y la obligada. La elegida es aquella que practican las personas introvertidas o de carácter más reservado además de artistas, escritores y creativos, que la necesitan para conectarse con ellos mismos y así dar fruto. Por otro lado, existe la soledad obligada, sea por falta de relaciones sociales, timidez o miedos, que llevan a las personas a estar más solas de lo que verdaderamente quieren estar, esto sucede a menudo en los duelos, sobretodo en los de la perdida de la pareja por ruptura y/o perdida.
Sea cual sea el tipo de soledad que vivimos podemos sacarle el mismo partido realmente, en general la soledad no debe estar asociada a la tristeza o al miedo,si se asocia es por error dado que suele llegar conjuntamente con los momentos de tristeza y por ello explicaremos más adelante su relación.

Sí por contra atendemos a esa soledad, y la sentimos, nos encontramos con nosotros mismos en toda plenitud, sin máscaras, donde no podemos retirar la mirada ni de lo bueno ni de lo malo que podemos ocultar a los demás pero no a nosotros mismos... de ahí el miedo y el dolor que se siente en la soledad y por ello se alejan de ella las personas.
Si nos atrevemos a no apartar la mirada, crecemos, porque se nos da la oportunidad de ser conscientes y corregir todo aquello que no nos gusta de nosotros, o si más no, aceptarlo e intentar sacar su parte positiva...

Eso es la introspección y practicar una inteligencia intrapersonal.

Os puedo asegurar que el camino que la soledad nos ofrece es muy duro, pero si tenemos el valor de afrontarlo, es entonces cuando al final da un fruto que nos libera de esas cargas que no queremos reconocer. Quizá muchos os preguntaréis porque en la tristeza queremos estar en soledad, y con esto tenéis la respuesta... la tristeza nos dice que nos conectemos con nosotros mismos para resolver aquello que nos la genera, para así afrontarlo y trascenderlo.

Por último diré, que como en casi todo nada es absoluto, y aunque la soledad es importante vivirla, quedarse en ella permanentemente nos aísla. El ser humano tiene una necesidad tanto social como individual, y debe mantener un equilibrio entre ambas necesidades o polaridades si quiere mantenerse feliz, dado que si no cumple una de las dos, sentirá como la necesidad insatisfecha lo oprime, de ahí que la solución recaiga en dar espacio a ambas necesidades y así equilibrarlas.

Sócrates decía aquello de ''conócete a ti mismo'',
 y no nos vamos a engañar, el camino más rápido es la soledad.
 Si os hacéis conscientes de ello no queda más que aprovecharlo.


La mariposa recordará por siempre que fue gusano. (Benedetti)

1 comentario:

  1. Aceptar y convivir con la soledad es un reto difícil para muchas personas. En mi opinión, para conseguirlo es necesario tener un buen mundo interior y desear potenciarlo y adentrarse en él. Quién no lo tiene o no desea conocerlo, huye de la soledad como alma que lleva el diablo, para no encontrarse a solas con sus propios pensamientos.
    De cualquier forma, suscribo especialmente el último punto, lo más importante es alcanzar un buen equilibrio. Y no sólo en esto, en todas las áreas de la vida.

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